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Bienestar animal

Bienestar Animal en la Cría Intensiva de Animales de Granja

Introducción

La producción animal intensiva ha transformado la forma en que se crían los animales de granja, permitiendo aumentar la eficiencia productiva para satisfacer la demanda mundial de alimentos de origen animal. Sin embargo, estas prácticas de producción han generado crecientes preocupaciones sobre el bienestar de los animales, debido a las condiciones de confinamiento, el mejoramiento genético, el estrés y las enfermedades asociadas al hacinamiento. El bienestar animal no solo es una cuestión ética, sino también un factor clave que impacta en el rendimiento, la salud y la calidad de los productos finales. Esta monografía explora los principios del bienestar animal, las condiciones típicas de la cría intensiva y los desafíos y propuestas para mejorar la situación de los animales en estos sistemas.

1. ¿Qué es el bienestar animal?

El bienestar animal puede definirse como el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, antes OIE) establece que un animal goza de buen bienestar si está sano, cómodo, bien alimentado, seguro, libre para expresar su comportamiento natural y no sufre dolor, miedo o angustia. Estos principios se resumen en las «Cinco Libertades»

  • Libertad de hambre y sed. Los animales deben tener acceso a agua fresca y una dieta adecuada para mantener su salud y vigor.
  • Libertad de incomodidad. Los animales deben tener un entorno apropiado, incluyendo refugio y áreas de descanso cómodas.
  • Libertad de dolor, lesiones o enfermedades. Los animales deben ser protegidos de enfermedades, lesiones y dolor, y deben recibir atención veterinaria cuando sea necesario.
  • Libertad para expresar un comportamiento natural. Los animales deben tener suficiente espacio y condiciones adecuadas para realizar sus comportamientos naturales.
  • Libertad de miedo y angustia. Los animales no deben ser sometidos a condiciones que les causen sufrimiento mental, como el miedo o la angustia.

Estos criterios, desarrollados inicialmente en el Reino Unido en los años 60, se han convertido en la base ética y legal de muchas normativas y certificaciones actuales.

2. La producción intensiva y sus implicancias

La producción intensiva se caracteriza por sistemas cerrados donde grandes cantidades de animales son criados en espacios reducidos y controlados. Este modelo se aplica a distintas especies: pollos de engorde, gallinas ponedoras, cerdos, vacas, entre otros. A continuación, se presentan algunos ejemplos y sus problemáticas comunes:

Aves de corral:

  • Las gallinas ponedoras suelen ser criadas en jaulas en batería, donde su movilidad es extremadamente limitada.
  • Los pollos de engorde son seleccionados genéticamente para crecer muy rápido, lo que con frecuencia causa problemas óseos y cardiacos.

Cerdos:

  • Las cerdas reproductoras a menudo son confinadas en jaulas de gestación, impidiéndoles moverse o interactuar socialmente.
  • El corte de colas, el limado de dientes y la castración se realizan frecuentemente sin anestesia.

Ganado bovino:

  • Las vacas lecheras suelen ser ordeñadas mecánicamente varias veces al día, lo que puede causar mastitis.
  • En sistemas de engorde a corral (feedlots), los animales viven en espacios reducidos y se alimentan con dietas altamente energéticas que pueden causar trastornos digestivos.

Estos sistemas priorizan la eficiencia productiva, a menudo en detrimento de las necesidades etológicas (comportamentales) y fisiológicas de los animales.

3. Desafíos éticos, sanitarios y sociales

Nuestra sociedad está más sensibilizada respecto al trato de los animales. Las principales críticas hacia la cría intensiva incluyen:

  • Éticos: El uso de seres sintientes como simples medios de producción plantea dilemas morales.
  • Sanitarios: El estrés crónico, el hacinamiento y la escasa biodiversidad microbiana favorecen la propagación de enfermedades y el uso excesivo de antibióticos, lo que contribuye a la resistencia antimicrobiana.
  • Ambientales: La ganadería intensiva también se asocia con impactos ambientales negativos, como la contaminación de suelos y aguas y la emisión de gases de efecto invernadero.
  • Sociales: Los consumidores demandan mayor transparencia, trazabilidad y respeto hacia los animales en la cadena alimentaria.

4. Mejores prácticas y alternativas posibles

Frente a las problemáticas del sistema intensivo, distintas estrategias buscan mejorar el bienestar animal sin comprometer la eficiencia productiva. Estas prácticas van desde ajustes en el ambiente físico hasta el manejo nutricional, destacando el uso de probióticos como alternativa al uso masivo de antibióticos.

  • Enriquecimiento ambiental: Incorporar elementos que permitan la expresión de comportamientos naturales, de esta forma se mejora la salud y reduce el estrés. Por ejemplo, ofrecer material para escarbar en cerdos, perchas en aves o cepillos en bovinos.
  • Manejo humanitario: Capacitar al personal en técnicas de manejo bajo estrés mínimo y evitar procedimientos dolorosos sin anestesia (como la castración o el corte de colas).
  • Cría libre o extensiva: Los sistemas alternativos como el pastoreo, los sistemas libres de jaula o semi-intensivos permiten mayor bienestar, mejor salud y menos tratamientos farmacológicos. Pero son más costosos.
  • Tecnología y monitoreo: El uso de sensores y cámaras para medir temperatura corporal, ritmo cardíaco o actividad permite detectar signos tempranos de enfermedad o estrés.
El rol de los probióticos en el bienestar animal

Los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, confieren beneficios al animal hospedador, principalmente a través del equilibrio de la microbiota intestinal. Su uso en producción animal se ha incrementado notablemente como parte de estrategias de mejora del bienestar, especialmente en sistemas intensivos donde el estrés, el hacinamiento y la exposición a patógenos son frecuentes.

Los beneficios vinculados al bienestar incluyen:

  • Reducción del estrés fisiológico: Algunos probióticos han demostrado modular el eje intestino-cerebro, reduciendo marcadores de ansiedad y agresividad, especialmente en aves y cerdos.
  • Mejor salud intestinal y absorción de nutrientes: Un sistema digestivo sano permite una mejor conversión alimenticia y reduce la incidencia de enfermedades entéricas, disminuyendo la necesidad de antibióticos.
  • Refuerzo del sistema inmune: Estimulan la inmunidad innata y adaptativa, lo que ayuda al animal a responder mejor ante desafíos sanitarios sin desencadenar procesos inflamatorios crónicos.
  • Reducción de olores y contaminantes: Al mejorar la digestibilidad y reducir las fermentaciones putrefactivas, los probióticos pueden contribuir a disminuir la emisión de amoníaco y olores, mejorando el ambiente del criadero.

Además, su aplicación es versátil: pueden suministrarse en el alimento, en el agua de bebida o en forma de spray.

La implementación de probióticos no solo responde a una demanda de producción más natural y sustentable, sino también a una tendencia regulatoria que limita el uso preventivo de antibióticos promotores de crecimiento. Así, los probióticos se integran como una herramienta clave en la mejora del bienestar animal desde el enfoque de una salud (One Health), conectando salud animal, humana y ambiental.

5. Marco legal y perspectivas futuras

En la Unión Europea existen normativas estrictas sobre bienestar animal, incluyendo la prohibición de jaulas en algunas especies. En América Latina, los avances son más recientes y desiguales, aunque países como Argentina, Brasil y Chile han comenzado a incorporar regulaciones y guías de buenas prácticas.

El bienestar animal tiende a ocupar un lugar creciente en la agenda pública, con una clara presión de consumidores, ONGs y organismos internacionales. El desafío es encontrar un equilibrio entre la productividad, la rentabilidad y la ética, garantizando sistemas que sean sustentables tanto para los animales como para el medioambiente y la sociedad.

Conclusión

El bienestar animal en la cría intensiva representa un tema complejo y multifactorial. Si bien este modelo ha permitido satisfacer la demanda global de alimentos, también nos muestra una serie de problemáticas éticas, sanitarias y ambientales. Mejorar las condiciones de vida de los animales no solo es una cuestión de compasión, sino también de eficiencia, seguridad alimentaria y sostenibilidad. Promover prácticas más humanas y responsables es tarea tanto del sector productivo como del Estado y la sociedad en su conjunto.